martes, 14 de abril de 2009

Lecturas, chistes y sueños



Creo que fue en "La vida exagerada de Martín Romaña" de Bryce Echenique, que era muy amigo del hondureño y lo describe en el París de los años 60, o más tarde con las "Cartas a un joven novelista" de Vargas Llosa, cuando leí por primera vez el que se consideraba el relato más breve de la literatura:

"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí"

de Augusto Monterroso. No estoy segura de si el Briceño contaba el cuentito o se perdía en alguna anécdota de borrachera y farra. Pero sí puedo afirmar que en el libro del peruano hay un análisis prolijo de esas dos oraciones desde una perspectiva literaria que ya no puedo recordar, pero que profundizará mejor que yo seguro. Vargas Llosa es un extraordinario lector y crítico.

Traigo aquí el asunto porque hace poco un amigo, que asiste a un taller literario presencial, me mandó su versión sobre este relato y era muy gráfica, casi cinematográfica: breve, sensual, con final negro, es decir, asesinato inesperado. Me gustó, aunque no tiene nada que ver con la idea que se enquistó en mi cabeza la primera vez que leí el cuento de Monterroso y que me condiciona absolutamente.

Tiene que ver con un chiste que me contaron siendo niña y que no me hacía ninguna gracia, más bien me causaba estupor, quizá porque soy muy crédula. Un hombre acudía semanalmente a la consulta de un siquiatra porque vivía obsesionado con el cocodrilo que veía bajo su cama. A pesar de la terapia, su estado no mejoraba; durante un mes no apareció por la consulta, alarmado, el médico llamó a su casa. Preguntó por el paciente y le respondieron que falleció; el médico después de dar el pésame se interesó por la causa de la muerte y le contestaron que se lo comió un cocodrilo.

El cuento de Monterroso para mí guarda semejanza con este diabólico chiste: los sueños, las pesadillas, pueden hacerse realidad, pueden estar ahí, todavía, aun después de haber despertado. La vida puede ser igual a la ficción que siempre hemos temido, todo lo terrible puede suceder, aparecer ante nuestros ojos con absoluta naturalidad.


5 comentarios:

  1. Has conseguido mantenerme atenta hasta la última línea; que no comprendo bien si es un sueño de diplodocus o es el agujero a donde se encaminaba el torrente. Espero que todo sea un buen relato, mezcla de los clásicos y tu buen hacer con la pluma.

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  2. Querida Luz entiendo la sensación de irrealidad que se tiene a veces porque me ha pasado. La última vez hace muy poco, cuando vi pasar un arma de fuego muy cerca de mis narices, la impresión que tuve en ese momento fué "esto no está pasando, no es cierto". Pero si, era.
    Supongo que con la noticia de que algo malo le sucede a un ser querido puede llegar a pasar lo mismo. Espero como Mercedes que esto sea parte del relato solamente.
    El Polaco Goyeneche le puso su voz aguardentosa a este post con esa canción tan triste ... "Llevo el Sur,
    como un destino del corazón,
    soy del Sur,
    como los aires del bandoneón."
    Me oprime el corazón esta canción de tan linda que es.
    besos

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  3. Esas cosas y otras terribles pasan pronto o tarde, Mercedes, Any, son naturales, o están en la naturaleza de la vida. También el papelito puede venir a nuestro nombre, o lo que es peor, al nombre de un hijo, de un nieto...El dinosaurio se puede materializar en una esquina, con cualquier forma, en cualquier momento. Pero la pregunta es si yo he visto los ojos de ese dinosaurio en concreto, sí los he visto. Me gustaría poder escribir mucho y bien, pero cuesta, aunque haya pasado algo de tiempo.
    Querida Any, la canción me encanta, yo también soy del sur.
    ;)

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  4. Hola Luz:

    Si, conozco la sensación de vivir una pesadilla. En mi caso no fue con una sentencia de muerte, si no con las noticias que me traía una pareja de policías de tráfico. Parece que hasta el aire cambia de color.
    Luego cada vez que suena el timbre, sigues viéndolos.

    Un abrazo :)

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  5. me has hecho reflexionar con tu pluma, el dinosaurio, yo tambien le he visto los ojos,y no se puede olvidar es como vivir una pesadilla que esperas que acabe al despertar pero qeu en lugar de hacerlo se hace mas persistente... de todo se aprende en esta vida, hasta a mirar a los ojos del dinosaurio sin temor

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